La CESM expone las reivindicaciones del colectivo, formado por 1.100 sociedades musicales, con 80.000 músicos, 120.000 alumnos de escuelas de música y 1.000.000 de socios, agrupadas en diversas federaciones, así como de asociaciones de músicos profesionales.
Insta a incrementar el presupuesto de Cultura al 2%, la creación de líneas de ayuda, inyección económica en los circuitos de programación y reducir al 4% el IVA de las entradas y de los servicios relacionados.
El paquete de iniciativas propone la constitución de un gabinete de crisis y la puesta en marcha de un plan de choque con carácter de urgencia para evitar la desaparición del sector cultural.
La entidad ve imprescindible dar soluciones urgentes que aseguren la supervivencia de músicos, artistas, profesionales de la gestión cultural y trabajadores del sector, tanto en la vertiente profesional como amateur.
El objetivo es preservar el futuro del colectivo en esta coyuntura, tal y como hacen países como Alemania, Italia, Francia o Reino Unido desarrollando programas que compensen las graves consecuencias del coronavirus.