En las distintas culturas y civilizaciones, el ser humano se ha servido del canto como medio de expresión. El espíritu de manifestaciones, ya sean de tipo religioso, militar o civil, ha sido exteriorizado, tradicionalmente, a través de canciones. Las agrupaciones corales constituyen un espacio idóneo, una especie de pequeña sociedad ideal, en la que cada componente aspira a lograr su superación, excelencia y felicidad a través del canto.
Están demostrados los beneficios que aporta el canto, y por tanto la práctica coral, a nivel cognitivo, social y emocional en las personas que lo practican.
El canto coral resulta ser una actividad que tiene el poder de influir positivamente en la bioquímica de nuestro cerebro y, a través de éste, en nuestro bienestar general.
Pertenecer a un coro ofrece la oportunidad de relacionarnos con personas, algunas afines a nosotros, pero otras muy diferentes. Sin embargo, perseguimos un bien común: la belleza del sonido polifónico. Para alcanzarlo estamos «condenados» a entendernos. Cantar en un coro, humaniza las relaciones interpersonales y es el mejor exponente del trabajo en equipo. Cantar nos une en el valor de la belleza.
El aprendizaje de cada nueva pieza musical activa simultáneamente nuestros dos hemisferios cerebrales, cada uno con funciones diferentes, y consigue que trabajen coordinadamente, potenciándose nuestras capacidades mentales.
Cantar en grupo posibilita en los coralistas la expresión emocional, y suscita sentimientos en quienes escuchan. La música coral favorece que entremos en contacto inmediato y directo con nuestra dimensión emocional. Además, potencia nuestra dimensión espiritual transformándola en sonido y manifestándose en belleza.
Nuestros paisanos no fueron ajenos a todos estos beneficios y en los últimos 80 años cultivaron, de un modo u otro, la práctica coral de muy diversos modos y maneras.
Desde principios de los años 50 y bajo el cobijo de las dos parroquias de nuestra ciudad en esos momentos, La Purísima y El Niño Jesús, van surgiendo pequeños grupos corales de niños y jóvenes, en los que de manera esporádica ofrecen distintas actuaciones tanto el ámbito religioso y de culto como en forma de pequeñas representaciones teatrales relacionadas de un modo u otro con la zarzuela y la música popular. De aquí precisamente surgirá la vocación de nuestro mayor exponente del canto de nuestra ciudad, D. Julián Molina Mir (catedrático de canto de la Escuela Superior de Canto de Madrid).
Es en la Navidad de 1958 cuando D. Dámaso Eslava, párroco de la parroquia de La Purísima, reúne a un grupo de niños para participar en el tradicional Festival de Villancicos que se celebraba en nuestra ciudad y pondrá el germen de lo que será la primera agrupación coral estable después de la guerra civil. Con la colaboración de Dña. Carmen Ortín, se consolida al año siguiente siendo su primer director D. Joaquín Ibáñez Soto y su organista D. Rafael Ortuño Ortuño. En 1965 se haría cargo de la dirección D. Juan García López. A principios de los años 70 el coro pasa por momentos difíciles y en los que se mantiene gracias a unos pocos componentes, al apoyo del entonces párroco D. Joaquín Guillamón y a las colaboradoras (organistas) Dña. Concepción Yago y Dña. Pilar Redondo. En 1974 se hacen cargo de la dirección Luis Pascual e Ignacio Muñoz. Un hecho a resaltar es que por primera vez se admiten voces femeninas. El coro se divide entonces en dos, un coro infantil y otro juvenil. En 1982 el coro infantil desaparece quedando únicamente el Coro Juvenil Basílica de la Purísima y denominado más tarde como Coro Polifónico de la Basílica de La Purísima.

Escolanía Purísima y Acolitos, 1964
El Coro Juvenil de la Basílica de la Purísima (a partir de 1984 llamado Coro Polifónico de la Basílica de La Purísima), hizo su presentación en abril del año 1982. Realizó cerca de 200 actuaciones en Yecla, a lo largo de toda nuestra región, así como en diversas comunidades autónomas. Bajo la dirección del tenor yeclano Julián Molina Mir, participó con gran éxito en las representaciones líricas de “La Dolorosa” (1983), “La Zarzuela, fantasía lírica” (1984), “El Dúo de la Africana” (1985) y “La niña del boticario” (1988). También fueron numerosas las actuaciones con la Banda de Música de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla. Sus directores fueron Emilio Pascual Molina y en su etapa final Pedro Rubio Marco.
A partir de 1992 el Coro se va disolviendo poco a poco hasta prácticamente desaparecer. Es entonces cuando surge la idea de parte de algunos miembros del mismo de formar parte de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla e integrarse en ella y hacer una llamada generalizada para crear un gran Coro Polifónico. Es así como hacen su presentación ante el pueblo de Yecla en septiembre de 1994 dentro del Festival de Bandas de Música y participando conjuntamente con la Banda de Música de la mencionada Asociación, todo ello bajo la batuta de José Miguel Azorín Marco quien a la postre será su nuevo director. A partir de 2002 se hará cargo de la dirección Pedro Navarro Ruano, siendo una de sus actuaciones más memorables la interpretación de la Misa de la coronación de Mozart dentro de los actos conmemorativos del 50 aniversario de la coronación de nuestra Patrona en el año 2004. En los años siguientes y por diversos motivos el coro se disuelve.

Misa Coronación

Coro AAMY Teatro "Concha Segura"
El 6 de octubre de 2006 realiza su primera actuación el Coro 610. Formado por antiguos miembros del Coro de la Asociación y otras nuevas incorporaciones y bajo la dirección de José Miguel Azorín Marco, comienza su andadura esta formación coral con la finalidad de ofrecer un repertorio especializado en música religiosa y con especial atención a la música de los siglos XX y XXI.
En 2009 otra formación coral se presenta en nuestra ciudad, Voces de Hécula. Nacida gracias a la iniciativa de coralistas pertenecientes a anteriores agrupaciones corales y a su director Pedro Navarro Ruano. Realiza su presentación en sociedad en noviembre de 2011. Este proyecto coral surge con la idea de abarcar todos los estilos musicales de la polifonía tanto clásica, como popular y folklórica.
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