Ramiro Martínez-Quintanilla Puche

El recuerdo más vivo de mi primera infancia es el de mi abuelo enseñándome a tocar canciones con su guitarra a la que le faltaban dos cuerdas. Creo que por eso siempre pensé que la guitarra y el bajo eran herramientas complementarias. Al poco tiempo, siendo todavía un niño, llegué a Madrid para vivir lo que serían los 25 años más apasionantes de mi vida. Nada más llegar a la capital descubrí las tiendas de discos, los programas de Popular FM, Radio3 y el Disco Express. Los Beatles cantaban “Let It Be”, Jimi Hendrix “Little Wing” y Neil Young “Heart Of Gold”. Los conciertos del San Juan Evangelista, el Monumental y la sala M&M. Conseguí una guitarra eléctrica y un ampli. Desde entonces no he dejado de tocar con algún grupo.

En primera persona:

Paralelamente a esto había empezado a estudiar en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid con la guitarra de mi abuelo a la que ya le había puesto todas las cuerdas. Después de seis años de estudios de guitarra clásica y varios cursos de contrabajo, solfeo y armonía, todavía dentro del plan de estudios de 1966, ya tenía claro que no era la música clásica lo que yo buscaba. Pero en aquellos tiempos no había ningún sitio en España donde aprender a tocar la guitarra eléctrica, por lo que decidí seguir mis estudios de forma autodidacta aprovechando la base que me habían dado los años pasados en el conservatorio y apostar por mi otra pasión: la pintura.
Pensé que sería más fácil llevarla a cabo ya que estaba cerca de una gran escuela donde sí podría estudiar. Me preparé e hice el ingreso en la Escuela De Bellas Artes y en la de Arquitectura de Madrid, para tranquilizar a mis padres. Los ratos que podía me escapaba a tocar con mi grupo al local de ensayo. Allí poníamos en práctica todo lo que aprendíamos de los discos y lo adaptábamos, como Dios nos dió a entender, a nuestras canciones, que nunca conseguíamos acabar. Siempre tuve claro que quería escribir y tocar mi propia música, no quedarme solo en interpretar covers.
A principios de los 80 había mucha “movida” por los pocos locales donde se podía ensayar y tocar en Madrid. Luego nos enteramos de que a que esto se le llamó, parece lógico, "La Movida Madrileña"... De forma natural surgieron las primeras maquetas, los discos, los conciertos. Todo crecía a gran velocidad. Nuestra escuela era el local de ensayo: Lavapiés, "La Paquita", Tablada... Por allí corría la información: Rosendo me enseñó a hacer un bending, Antonio Vega a manejar las progresiones de acordes, Teddy Bautista a empastar el bajo con la batería para conseguir el groove adecuado para cada canción, en las primeras grabaciones en aquel santuario de la música llamado Estudios Kirios, Pepe Robles a tocar de forma sencilla las pentatónicas, Julián Infante a utilizar la distorsión, Los Pistones a controlar el sonido en directo y mantener el tipo sobre el escenario. Con Luis Soler aprendí a negociar con las editoras, con Tino Casal el atrevimiento para salir de lo establecido, con Gonzalo García-Pelayo a darle forma a una canción, con Augusto Algueró Jr a comprimir una composición en 20 segundos para convertirla en un anuncio, con José Miguel Sastrón a editarla para la radio y la tele y con Iván Gracía-Pelayo a desarrollar una melodía. Con Lejos de Allí los secretos de la producción, con Carlos Martos a sacarle punta a la mezcla de una canción, y con Pepe Loeches a poner las cosas del sonido en su sitio.
En 1981 fui requerido para dar clases de guitarra y bajo eléctrico porque tenía el reconocimiento de salir en la tele y se suponía que algo podría enseñar de la experiencia profesional en la que me había visto inmerso casi sin darme cuenta. Y creo que de alguna manera, también casi sin darme cuenta, he hecho de puente entre lo que yo necesitaba aprender y los que querían aprender de mí.
A mitad de los 80’s volvieron a Madrid varios músicos españoles que habían ido a USA a estudiar al Berklee College of Music y empezaron a trabajar en casa como profesores “freelance”. Te enseñaban la armonía y el instrumento como la conciben los músicos de Jazz. Tampoco era mi camino pero se acercaba un poco más que lo que ofrecía el conservatorio. Fredi Mrugán me enseñó a desarrollar en el mástil escalas y acordes de forma organizada y durante cuatro años pude aprender Armonía, Arreglos y Composición de Música Moderna en casa de Joan Albert Serra justo antes de que decidiera dar el paso de fundar la Escuela de Música Creativa. Enseguida aparecieron las primeras escuelas, libros, publicaciones… ¡Información por fin!
Los primeros seminarios de la Berklee en Barcelona nos abrieron la puerta a un nuevo mundo y nos mostraron cómo concebir la enseñanza de la música moderna de la mano de los primeros profesores que pisaron nuestro suelo: Gary Burton, Larry Baione, Jim Kelly… nos cambiaron nuestro punto de vista y de alguna forma nos ayudaron a dignificar nuestra denostada profesión por aquella época.
Llegaron los noventa y todo comenzó a cambiar. Empezaron a venir músicos de fuera y pude ir completando mi formación asistiendo a innumerables clinics y master classes de guitarra: Pat Metheny, John Mcglaughlin, Mike Stern, Sean Levitt, Roland Dyens… Y también de bajo eléctrico y contrabajo: Rufus Reíd, Rich Appleman…
Pasada mi actividad con las giras y los conciertos, cerca ya de ser padre, dejé Madrid y me vine a Yecla, el mejor sitio del mundo para vivir y ver crecer a mis hijos. Continué con mi actividad creando música para publicidad, asocié mi productora a la agencia de publicidad de mis hermanos y fundamos Publirecord.
Después de mucho trabajo y mucho estrés dejé para siempre el campo de la publicidad y por fin pude ir un par de veranos a Boston a conocer y estudiar guitarra y bajo eléctrico en el Berklee College of Music de Boston, Massachusetts, con Larry Baione, Rick Peckham, Danny Morris, Anthony Vitti, y a escribir canciones con los compositores Andrea Stolpe, Pat Pattison, Jimmy Kachulis, Shane Adams y Neil Diercks.
El último año del siglo XX José Miguel Azorín, director de la Escuela de Música de la AAMY, me llamó a través de nuestro amigo común, José Miguel Ibañez Lax, para contarme su intención de crear un departamento de música moderna. Le presenté la idea de enseñanza sobre la que venía trabajando varios años en Madrid, llegamos a un acuerdo y decidimos llamarlo “Aula de Música Moderna de la AAMY”, nombre apropiado para la época ya que era la denominación común en las escuelas que tenían inquietud por desarrollar los estudios de la música que no se impartía en los conservatorios. Al principio del 2000 Internet nos abrió la puerta al mundo y gracias a los conocimientos que había ido acumulando pude hacer el ingreso en los “Berklee Electric Bass Master Skills” y “Berklee Electric Guitar Master Skills”. Una vez aprobados estos pude acceder al Berklee Songwriting Professional Master, con exactamente la misma estructura que el actual grado en composición “Berklee Songwriting Degree”. Aproveché la ocasión para aprender los rudimentos y empezar a experimentar con la enseñanza online que ya empezaba en el primer berkleemusic.com en 2003 y que luego pude desarrollar en la escuela que creé en 2012 de la mano de Iván García-Pelayo, lacanción.net, reconvertida a partir de 2016 en la actual plataforma online amasaber.com, desarrollada gracias a la colaboración con AMA, la asociación de autores de la que actualmente soy tesorero y adjunto a nuestro representante en ECSA, la asociación de compositores europeos.
Justo al terminar el último examen del master una madrugada en Riva del Garda, ciudad a la que habíamos acudido para participar con la Banda de la AAMY en su Certamen internacional, me llegó la noticia de que se instalaba en España la primera escuela piloto para desarrollar el plan de enseñanza y titulaciones de la entidad británica RSL, conocida popularmente por su plan de estudios de música rock “Rockschool”. En ese momento me encontraba preparado para afrontar cualquier prueba y llamé para hacer el examen en Londres y poder acceder a la primera titulación oficial europea con reconocimiento universitario enmarcada dentro del plan Bolonia que se estaba desarrollando por aquella época. Me hacía ilusión viajar una semana a Londres para examinarme, pero recibí una llamada de Mary, la popular secretaria que se hacía cargo del desarrollo en España de la expansión comercial de la empresa, diciéndome que su interés era instalar su programación en nuestra escuela, que no hiciese el examen pues ya tenía currículum suficiente para optar a su titulación posteriormente en España. Parecía un sueño, pero en 2011 se hizo realidad coincidiendo con la inauguración de las nuevas instalaciones de la escuela que había pasado de los 300 a los 800 alumnos desde que me incorporé como profesor y se nos habían quedado pequeñas las instalaciones del entrañable edificio del Hospitalico. De esta forma conseguí que en Yecla se instalase el tercer centro oficial de Rockschool en España y el “Licenciated Music Teaching RSL London”, estudiando con Noam Leaderman y Jeremy Ward. Este reconocimiento universitario me permitió entrar en el Máster Universitario en Literatura Creativa Española en la Universidad Internacional de Valencia, VIU, estudios que quería realizar para completar mi formación en Songwriting, ya que todos los estudios y trabajos los había hecho en inglés y quería desarrollarlos con una buena base literaria trabajando sobre el gran cancionero Hispnomericno propio de nuestra cultura.
Después de 25 años de actividad en la escuela me llega el momento de la jubilación y dejo la escuela para dar paso a las nuevas generaciones y centrarme en la composición y el desarrollo de nuevos cursos y talleres online en los que vengo trabajando los últimos años, la pintura y las instalaciones multimedia.
La vida dedicada a la música, y a través de ella, el desarrollo de una vocación, de una pasión, es el consejo que he querido dejar a todos los alumnos y compañeros con los que he tenido la suerte de poder compartirla.